miércoles, 16 de marzo de 2011

Según Edmund D. Arnold, el diseño periodístico es un elemento más del proceso de comunicación entre el periodista y el lector. Por ello, y siguiendo el la corriente funcionalista a la que hace referencia el autor, el diseño -en este caso de la portada- debe llamar la atención, retenerla y, a la vez, facilitar la lectura. El diseño va, además, un poco más allá, pues se trata de “una moderada persuasión” que refuerza la dinámica y el objetivo último del periódico: no dejar escapar al lector. La persecución y el logro de esta finalidad pueden ser analizados en la siguiente portada del periódico gratuito ADN.


En primer lugar, cada elemento de la portada debe cumplir con el principio de funcionalidad, es decir, cumplir su función de la manera más eficiente y más rentable. Por su naturaleza, la portada destaca la noticia más relevante del día y así, en este caso, el titular de esta noticia está apoyado por una fotografía que ocupa la mitad de la página. También esta fotografía ha sido elegida con un determinado fin: destacar la tragedia humana que supone “Masacre en una escuela de Alemania: 15 muertos”.
La portada no se limita a una noticia, sino que hace referencia a alguna más en el margen derecho y en la parte inferior. Hay que mencionar que la portada, como “escaparate del contenido”, cumple la función de “vender” el periódico, lo que se logra mediante dos tipos de promociones: una de su prestigio (la conmemoración de los tres años de antigüedad del periódico) y otra promoción comercial (venta de un móvil con cupones), a la vez que se destaca el nombre de la publicación en grande y en negrita. Los espacios en blanco no deben considerarse no funcionales o “malfuncionales”, como los llama E.C. Arnold, pues están localizados estratégicamente para dejar un poco de “aire” en la disposición de la página y no ahogar los demás contenidos.

Forman parte, por otro lado de lo que debe mencionarse en segundo lugar: confección orgánica de la portada. Es ésta la que logra integrar los elementos del diseño con el contenido que se pretende transmitir, formando una composición unificada dentro del formato. La portada de ADN analizada es un claro reflejo de equilibrio entre los componentes, que están repartidos en función de su relevancia.

En tercer y último lugar, el diseño invisible se cumple cuando la disposición de los elementos se lleva a cabo de una forma no forzada ni aparente: “la forma no ahoga el contenido”. El orden aparente permite que el lector desplace la vista por la portada sin que ninguno de los elementos, ni las fotografías ni los textos, molesten o interrumpan una lectura cómoda. Este principio se cumple en toda la página analizada a excepción de la pequeña portada conmemorativa que observamos en el margen suprior derecho. Este elemento sobresale sobre los demás, es más visible porque pretende promocionar un suplemento del periódico. Sin embargo, el hecho de que el principio de invisibilidad no se cumpla en este caso esta guiado por otro fin: un diseño visible pretende reforzar de forma eficiente la funcionalidad de este elemento y, así, animar al lector a comprar el suplemento.

Podemos concluir, en este caso, que el diseñador ha cumplido perfectamente con su función: invitar al lector, mediante el diseño, a sumergirse en el contenido. Y es que la comunicación del periódico no se realiza sólo por medio del periodista que aporta el contenido sino, en primer lugar, por medio del diseñador que es capaz de organizar el contenido de forma que capte al lector. Arnold redescubre con sus postulados la afirmación de McLuhan de “El medio es el mensaje”: medio y mensaje funcionan en pareja y se complementan.

En este contexto, y una vez finalizado el análisis de la portada del periódico ADN como escaparate del contenido, hay que mencionar la posibilidad de comparar las portadas de diferentes ejemplares de un mismo día en la página web http://kiosko.net/. Es sin lugar a dudas una manera más de estudiar el diseño de la portada con el fin de conseguir una mejor disposición del contenido y de su forma.

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